Juan José Gómez Molina

Foto de frente Juan_Jose_Gomez_Molina con fondo negro

Gómez Molina nació en marzo de 1943 en Carcelén (Albacete) y era sin duda uno de los artistas prestigiosos de la provincia además de uno de los más activos en facetas tan diversas como la enseñanza, la investigación, el dibujo, la pintura, la escultura y la fotografía.


Gómez Molina no estaba ligado a ningún procedimiento porque es su universo artístico tocaba todos los palos. Decía: “Estamos ligados a lo que llamo ecos de sentimientos y reflexiones sobre la vida, entonces construyes con el material que en cada momento crees que es más idóneo. Por eso dibujo, pinto, he hecho escultura y fotografía”.


Nació en Carcelén, pero sus padres, Leopoldo, ganadero y Josefina, maestra nacional, junto con su hermano mayor Alfonso, decidieron que realizara sus estudios en Madrid, viviendo en la casa de su tío Esteban.


Desde los diez años comparte los dos ambientes: la gran ciudad y su tierra de origen: Carcelén. Dos mundos que siempre influyeron en su vida y en su obra. De su segunda casa sale para casarse con Magdalena Rosado Gámir, compañera de carrera y tiene tres hijos: David, Raquel y Sonia, de los que siempre comentó: “ellos son mi mejor obra”.


Por su trabajo, su vida trascurre en varias localidades: Madrid, Barcelona; Salamanca, Cuenca, vuelta a Madrid y siempre en Carcelén, Albacete.


Licenciado y Doctor en Bellas Artes, dedica su tiempo a la práctica, la investigación y la enseñanza de las artes visuales. Obtiene tres Cátedras de Dibujo que le facultaron para impartir clases como catedrático en las universidades de Barcelona, Salamanca, Cuenca y Madrid.


A pesar de su intensa actividad, siempre ha mantenido la relación con su tierra natal; con motivo de sus últimas exposiciones, explicaba: «Carcelén es mi tierra de origen y es un ejemplo de cómo la experiencia vital más profunda está unida a lo más universal del ser humano. Mi reflexión sobre mi pueblo es una manera de reflexionar sobre el ser humano y, en la medida en que lo acierte, se hace universal».


De esta fuerte cercanía, nace una de sus publicaciones fotográficas más interesantes, “El desvanecimiento de la memoria. Autorretrato de una comunidad rural”.


Los últimos años, los dedica más a investigar y a escribir, pero siempre sin dejar de pintar y dibujar. Realiza cuadros de pequeño y gran formato en los que siempre aparece ese sentido de tránsito, de tiempo que transcurre, de luces y sombras, nubes, ríos… “Rituales de paso”, los nombra.


Murió en el año 2007 y como comentaba el propio Juan José: otra de las ventajas fantásticas del dibujo es, según Matisse, “una línea con memoria”.