Ermita del Santo Cristo de las Eras

La advocación al Cristo de las Eras y de la Misericordia de Carcelén es el más importante de la provincia de Albacete. En las afueras del pueblo se alza la ermita que guarda la imagen y ni del templo ni de la escultura se conoce aún documentación alguna.


Antes de explicar en profundidad las características del templo, vamos a situarnos en el contexto del por qué la advocación al Cristo y su historia que le precede.


La devoción goza de varias indulgencias, concedidas por Benedicto XIII, Clemente XII y Clemente XIII y hace referencia a su origen considerándolo “maravilloso”. Su peregrina historia puede verse en el Libro de las Novenas que se reeditó en 1917 ya que el original del siglo XVIII fue quemado por la invasión francesa.


La historia se ha ido transmitiendo gracias a la tradición oral y dice así:
“Corre de boca en boca y los ancianos mil veces la oyeron contar a sus abuelos, en esas noches crudas de invierno, al calor del hogar, que esta preciosa imagen era llevada al pueblo de Jumilla y habiéndose detenido a descansar en las afueras del pueblo los que la llevaban ya no hubo medio humano de separarla de nosotros, trajeron un mulo fuerte, le hostigaron, hicieronle hacer esfuerzos supremos y el mulo reventó sin poder mover ni un solo paso la imagen del Redentor; sin duda como cantan en sus gozos, debió sentir el peso de tan alta Majestad.
A vista del portento todo corrió alborozado a prestar su homenaje al Santísimo Cristo, y que de esta manera milagrosa manifestaba su voluntad de quedarse entre nosotros y levantaronle la caprichosa ermita en la que hoy le veneramos.
Desde este memorable día, Dios Nuestro Señor se ha complacido en derramar gracias sin cuento sobre el pueblo de Carcelén por mediación de esta peregrina imagen. Pruébanlo la multitud de exvotos que se conservan de otros tantos milagros que ha efectuado”


En la historia recogida se encuentra la referencia a la delimitación del lugar, quedando así marcada en centro o núcleo sobre el que se edificará el santuario.


La ermita es una construcción barroca del siglo XVII que tiene interés arquitectónico. El exterior de la edificación presenta un volumen en horizontal sin sensación de esbeltez alguna debido al desarrollo longitudinal de su estructura y a la escasa altura de sus elementos más elevados, el crucero y la espadaña. El conjunto está bien articulado, sus muros son de mampostería posteriormente enlucida con cadenas de sillares en las esquinas. El campanario está formado por tres cuerpos en disminución. Los dos primeros, separados por cornisas, son macizos. La espadaña que es el cuerpo superior, está construida con piedra y tiene una estructura sencilla que remata en frontón recto partido. La puerta esta practicada en el centro del muro del lado de la Epístola y está protegida por un pórtico que se abre al exterior por arco de medio punto. Podemos observar también contrafuertes en sus paredes y está cubierto por tejadillo a dos aguas.


En el interior la ermita tiene planta de cruz latina con alargada nave única, nave del crucero muy marcada en planta, cúpula semiesférica sobre pechinas en el crucero y presbiterio rectangular con puerta en la sacristía. En las mencionadas pechinas se hallan fijados lienzos de los evangelistas. A los pies de la nave, se construyó un coro, con escalera lateral. La nave, brazos del crucero y presbiterio se cubren con bóvedas de cañón con lunetos con arcos fajones. El sistema de iluminación es pobre, estando constituida por tres vanos rectangulares que se abren en cada brazo del crucero y del coro. El púlpito está adosado al primer pilar del lado de la Epístola del crucero.


El retablo mayor de la ermita se labró en el siglo XVIII y está constituido por un solo cuerpo y ático. El cuerpo tiene como núcleo una poco profunda hornacina central rectangular que alberga la imagen del Cristo de las Eras, una magnífica talla del Cristo Crucificado del siglo XVI-XVII de proporciones esbeltas y anatomía cuidada, clavado con tres clavos sobre cruz plana y al que se le han atribuido numerosos milagros. La hornacina está flanqueada por dos pares de columnas con capitel compuesto en cuyos intercolumnios aparecen las esculturas de la Virgen Dolorosa y de San Juan. En el ático, entre columnas, se colocó un cuadro en el que aparece pintado al oleo La Divina Pastora. En la hornacina central, antes mencionada, está dotada de bocaporte para poder cubrir al Cristo. El primitivo cuadro se perdió en 1936 y hoy se encuentra un lienzo al óleo hacia el 1940 por un artista anónimo. El cuadro posee cierto interés artístico.


Existen varias tallas de valor artístico que se pueden contemplar en cada rincón del santuario. Son las que representan a Santa María Magdalena de Pazzi, San Antonio de Padua, San Cayetano, San Joaquín y la Virgen Niña, pertenecientes a la Escuela salzillesca, donde las dos últimas están atribuidas a la obra de Roque López, discípulo y seguidor de Francisco Salzillo.